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La Asociación Madrid Ciclista ha enviado sus alegaciones al Plan de Carreteras  2025-2032 de la Comunidad de Madrid, en lo referente a la movilidad ciclista de la región, mostrando su preocupación por un enfoque completamente errado, tanto en análisis como en soluciones planteadas.

En primer lugar, vemos que se quiere actuar en lugares donde no hay necesidad alguna, carreteras frecuentadas por ciclistas deportivos, donde la práctica del ciclismo no revierte ningún problema, y se pretende crear carriles bici que no responden a ninguna demanda, y que van a perjudicar precisamente al colectivo ciclista que ya usa esas carreteras.

En segundo lugar, se menciona que es por el medio ambiente, nada más lejos de la realidad, asfaltar o cementar nueva superficie de la sierra no parece compatible con defender ni el medio ambiente, ni lo sostenible. Además, parece pretenderse que ofrecer nuevos carriles bici en áreas que la bici no aporta ningún tipo de alternativa de calado para provocar algún cambio modal. Esto únicamente puede venir por un impulso decidido al Transporte Público. En este punto se puede incidir en favorecer la intermodalidad, combinando vehículo privado para acercarse a un nodo de transporte, con transporte público en un mismo viaje.

En tercer lugar, echamos mucho de menos que no se destine ningún tipo de esfuerzo a mejorar los puntos negros de los carriles bici de Colmenar ni de San Martín de la Vega, que cuentan con zonas peligrosas y de deficiente calidad.

En cuarto lugar, también lamentamos que no se haya planificado nada relativo al reto de hacer ciclables los diferentes accesos metropolitanos de Madrid, donde la movilidad ciclista sí es alternativa, mediante urbanización de antiguas carreteras, cuidado de caminos rurales y creación de nuevas vías e infraestructuras que permitan salvar los obstáculos conformados por las vías de alta capacidad como autopistas, vías férreas o accidentes geográficos. El Área Metropolitana de Madrid, permitiría multitud de trayectos fácilmente realizables en bicicleta entre sus municipios, pero en algunos casos es complicado el paso de un municipio a otro, o incluso entre barrios aislados.

Por último, echamos también de menos que no se propongan mejoras de seguridad en las carreteras, como radares, controles de sustancias, señalización de aviso de presencia de ciclistas o información en paneles de las normas actuales de adelantamiento a ciclistas y recordatorio de sanciones por no cumplirlo, entre otras medidas.

En definitiva, observamos un mal empleo del presupuesto público por parte de la Consejería, que trata de resolver problemas inexistentes, a la par que no resuelve los que sí existen, y esto es algo a lamentar.