+34 810101123

Aunque todavía no ha sido formalmente inaugurado, desde la asociación Madrid ciclista advertimos los problemas del carril bici de Camino de Vinateros. Ante eso lanzamos una batería de propuestas que permitirán una mejor integración de la bicicleta en la ciudad de Madrid.

Qué encontrarás aquí

Contexto

La asociación Madrid Ciclista nació en otoño de 2015 como un lugar desde el que reivindicar el uso de la bici sin perjudicar al resto de usuarios de la calle.

Para ello presentamos una visión actualizada sobre la circulación en bicicleta alejada de modelos anticuados basados en la segregación de la circulación en bicicleta. La realidad de la bici en la ciudad de Madrid está resumida en esta página: Modelo Madrid

Los problemas del Carril Bici Urbano

  • Los carriles bici segregados complican enormemente las intersecciones, generando nuevas situaciones de riesgo para los ciclistas. Esto es especialmente relevante en ciudades compactas como las españolas donde hay intersecciones cada pocas decenas de metros. La “protección” del carril bici termina en cada intersección.

  • Los carriles bici urbanos crean hábitos inadecuados de circulación. Los conductores se acostumbran a que los ciclistas vayan por el carril bici; cuando un ciclista necesita usar una vía sin carril bici los conductores están menos preparados para convivir con el ciclista y los ciclistas menos preparados para pedalear por la calzada.
  • Legitiman la apropiación del espacio público por parte de los vehículos a motor.
  • Los carriles bici segregados generan una falsa sensación de seguridad a ciclistas, peatones y conductores, pero son inseguros por su propio concepto.
  • Son una fábrica de «cicleatones»: ciclistas que cuando acaba el carril bici continúan por la acera, restando movilidad al peatón y no a los coches.

 

Cicleatones molestando con un carril bici al lado

  • No sirven para reducir el tráfico de vehículos a motor. Lo que hacen es concentrar el tráfico ciclista de zonas cercanas, limitando las zonas donde se mueve la bici. Los promotores de carriles bici, en muchas ocasiones, se apropian del crecimiento natural de la bici para justificar sus proyectos.
  • Es una infraestructura cara de construir, intrusiva, ecológicamente no sostenible y nunca podrá extenderse para cubrir todos los lugares.
  • Las vías segregadas son una barrera peatonal, en muchas ocasiones, infranqueable para personas con movilidad reducida o generando problemas de comprensión. Hay un porcentaje relativamente alto de accidentes relacionados con problemas de comprensión del entorno, no solo personas con certificado de discapacidad, también personas mayores que, además carecen de reflejos suficientes para hacer frente a una situación con múltiples flujos de vehículos compartimentados, siendo habitual que se encuentren de golpe con un vehículo silencioso como la bici que no han podido percibir a tiempo.
  • Finalmente, los problemas de seguridad de los carriles bici segregados provienen de que el propio concepto de segregación infringe los principios básicos de diseño del tráfico, y por tanto son intrínsecamente irresolubles. No existe el carril bici bien hecho cuando se obliga a la bici a ir en paralelo al resto de vehículos y hay intersecciones.

Folleto buzoneado por Madrid Ciclista presentando a los vecinos de la zona los problemas del carril bici de C/ Camino de Vinateros, Av. Moratalaz y otros similares.

Posicionamiento de Madrid Ciclista sobre la vía segregada del Eje Camino de Vinateros-Av Moratalaz

Es adecuado señalar que no existían antes de la construcción del carril bici problemas para la circulación en bicicleta por la calle Camino de Vinateros para un ciclista medio con un conocimiento normal de la circulación: no había problemas de visibilidad, el número de carriles permitía a los conductores maniobrar con seguridad, y no se daba hostilidad significativa por parte de los conductores hacia los ciclistas circulando por la calzada.

Valoración inadecuada del riesgo y la incomodidad de la calzada

Para justificar esta vía segregada ciclista se hace una descripción marcadamente alarmista, tendenciosa y alejada de la realidad de los riesgos e incomodidades de circular vehicularmente en bicicleta por la calzada, descripción dirigida a justificar la infraestructura que se propone: en unos casos la bici es peligrosa por la “elevada velocidad de los coches” y en otros es incómoda por “los atascos que obligan a detenerse”: aparentemente no hay ninguna situación en las que las condiciones de la calzada sean las correctas para el uso de la bici. Se ignora la naturaleza real de algunos de los riesgos reales que menciona, e ignora las otras soluciones posibles que harían innecesaria la infraestructura que se pretende.

Infraestructura no justificada por las necesidades que se mencionan

La razón primordial para la construcción de la vía segregada ciclista es permitir la movilidad de los escolares: la zona cuenta con numerosas «instalaciones escolares”. Sin embargo, no es, ni mucho menos, esencial para los desplazamientos escolares de los jóvenes. Los desplazamientos escolares en la zona no justifican una infraestructura de esa envergadura, y esta infraestructura no resolvería de ningún modo las necesidades reales de un hipotético escolar en bicicleta por Moratalaz, incluso si la “vía ciclista” cumpliese los requisitos de seguridad necesarios.

Se usa como elemento de pacificación y reducción del tráfico cuando anteriormente ya era una vía que tenía un carril ocupado con una doble fila y el contiguo era usado prácticamente por el bus y como carril de giro quedando dos carriles de circulación libres. La densidad del tráfico no era lo suficiente grande como para no tener cabida en dos carriles.

Concepción del ciclista como un “peatón con ruedas”

Las vías segregadas urbanas se basan en una idea del ciclista urbano como “peatón con ruedas” o como “minusválido que necesita infraestructuras especiales” porque es incapaz de hacerse cargo de su propia seguridad en el tráfico.

Pretenden crear unas condiciones supuestamente ventajosas para los ciclistas solo en un sentido: intenta evitarles la responsabilidad de una conducción disciplinada de sus vehículos y la necesidad de interaccionar con los automóviles, proporcionando a los ciclistas un espacio a costa principalmente del espacio de los peatones, y sustituyendo la interacción natural de dos vehículos bicicleta-coche, en el lugar que son más visibles por una interacción artificial bicicleta-peatón y bicicleta-coche en el lugar donde la bicicleta es menos visible.

Intersecciones peatón-bicicleta

Trayectoria ciclista interceptada en el ángulo ciego de otros vehículos

Trayectoria ciclista interceptada en el ángulo ciego de otros vehículos

Efectos urbanísticos de la vía segregada Camino de Vinateros / Av.Motatalaz

La realización de una vía segregada ciclista tendrá efectos negativos en diversos aspectos de la zona afectada:

Ancho inseguro y uso desproporcionado de espacio

Mientras existen grupos ciclistas europeos que están actuando por la eliminación de las “vías ciclistas” de ancho inferior a dos metros por sentido. En Madrid se están realizando  “vias ciclistas” de 1,5 y 1,3 m., que serían rechazadas por inseguras por esos grupos.
Pero incluso ese ancho supondría reservar en torno a un 10% del espacio disponible para la “vía ciclista”.

  • El Ayuntamiento está impulsando diseños obsoletos que ya no se usan en ningún país Europeo, que han sido públicamente ridiculizados por promotores holandeses y daneses de visita en España, y que están causando un goteo de víctimas mortales en otras ciudades como Barcelona.
  • Como hemos comentado, el espacio real de circulación de automóviles apenas se ha visto afectado, al ser calles que tenían una doble fila habitual y un carril que se dejaba libre a los buses y, cuya densidad de tráfico solo es elevada unos minutos al día en horas punta. Ningún automovilista con un mínimo de autoestima va a dejar el coche para meterse en esa ratonera con una bici y los ciclistas ya circulábamos por esa calle con normalidad integrados en el resto del tráfico.
  • En Madrid la ordenanza municipal permite circular por la calzada a las bicicletas existiendo una vía segregada ciclista sin embargo ya hemos comprobado el acoso por parte de los automovilistas hacia los ciclistas que circulan por la calzada en la Calle Camino de Vinateros y otras vías  y que no quieren circular por un carril bici segregado que hace el recorrido más tortuoso y peligroso, este hecho supone una expulsión social de la circulación en bicicleta por su lugar natural, la calzada, reforzando la incapacitación e indisciplina de los usuarios de la bicicleta que se negarán a circular por la calzada ni en aquellas calles en las que nunca habrá un carril bici, algo probado en ciudades donde se ha realizado vías segregadas de forma masiva, Sevilla, Valencia, Barcelona, trasladando el problema de acoso a los peatones que de un modo u otro somos todos.

Disminución de la movilidad peatonal, Conflictos con los peatones en la zona y rigidez estructural de la calle

  • Es el caso de la recién construida vía segregada en la calle Camino de los Vinateros y av. de Moratalaz,  ha supuesto una perdida de la calidad de ambas calles para el uso peatonal en un barrio donde hay una población muy envejecida. La ampliación de las aceras ha sido virtual pues todo lo que hay al otro lado de la vía ciclista es tierra de nadie y ese aspecto de acequia se percibe como un foso anti peatón. Se ha perdido una oportunidad inigualable para mejorar el espacio destinado a peatones.Carril bici MoratalazCarril Bici de Vinateros

En ambas imágenes se puede ver como el espacio real destinado a peatones ha quedado intacto, empeorando mucho su calidad tras la intervención de ambas calles y alargando los recorridos peatonales.

La presencia de la vía segregada ciclista introduce conflictos con los peatones en numerosos puntos de la vía: En los cruces y pasos de cebra, las bicicletas estarán compitiendo por el espacio con los peatones e interfiriendo con ellos en sus maniobras; en las paradas de autobús, los peatones tendrán que cruzar el carril-bici para llegar a la parada o incluso, en horas punta, pueden estar obligados a permanecer en el carril-bici mientras esperan.

Por otra parte, las vías segregadas necesitan barreras “para proteger a los ciclistas” no solo del tráfico automóvil, sino con frecuencia también de los peatones: para evitar que estos invadan el “carril-bici”, que tienden naturalmente a considerar como parte de la acera y de su territorio. El bordillo para evitar que los peatones invadan el carril bici ha producido una grave “bunkerización” de la calle y una limitación seria de la capacidad espontánea de movimientos de los peatones.

Además, los efectos perniciosos del “carril-bici” se extenderán a toda la zona: los ciclistas habituados a usar el carril bici tenderán a usar la acera en cuanto se desvíen hacia otras calles, produciendo nuevos conflictos con los peatones que, aunque no sea evidente a primera vista, estarían de hecho causados por la presencia maleducadora de la “vía ciclista”.

La vía segregada dañará la seguridad ciclista y peatonal

Los efectos urbanísticos descritos más arriba no son el aspecto más serio de las vías segregadas ciclistas. El aspecto más importante es la seguridad. Primariamente, la seguridad del ciclista, aunque también la seguridad de los peatones.

Ya se ha mencionado que el ancho propuesto para la vía segregada es inferior al que muchos grupos consideran mínimo aceptable. Sin embargo, hay problemas de seguridad intrínsecos a las vías segregadas que no dependen de su diseño sino que son debidos a las anomalías que las propias vías segregadas introducen en el tráfico y en la conducta tanto de ciclistas como de automovilistas.

Tenemos como ejemplo este accidente en Madrid en un carril bici similar a los que está construyendo el ayuntamiento en 2019:

  1. Ciclista atropellado en Madrid cuando circulaba por un carril bici
  2. Nota de prensa de Madrid Ciclista

O Barcelona que, en el año 2016 murieron dos señoras mayores atropelladas por ciclistas en carriles bici:

Para ampliar información sobre estos accidentes de Barcelona: enlace

Seguridad subjetiva vs. seguridad real

Las vías segregadas ciclistas son favorecidas por muchos ciclistas porque provocan una sensación subjetiva de seguridad, y la percepción de que permiten usar la bicicleta “relajadamente”. El resultado de ello es que las vías segregadas favorecen un uso indisciplinado de la bicicleta por usuarios que no se consideran parte del tráfico y que no se sienten obligados por sus normas, ni dentro ni fuera de la vía segregada.

Sin embargo, la “seguridad subjetiva” no garantiza seguridad real, y existe abundante evidencia de que las vías segregadas disminuyen la seguridad objetiva de los ciclistas:

  • aumentando la complejidad de la vía y de las necesidades de circulación,
  • provocando situaciones de excepcionalidad indeseables para todos los usuarios,
  • menoscabando ante los automovilistas el estatus de la bicicleta como un vehículo con derecho legítimo a la calzada.

El resumen final es que:

  • La bicicleta es (tanto técnicamente como desde el punto de vista legal) un vehículo, y debe ser considerado como tal en las decisiones de promoción.
  • El modo más seguro y más deseable de circular en bicicleta es lo que se conoce como “ciclismo vehicular” integrado en el tráfico,
  • Las especificidades de la bicicleta como vehículo (vulnerabilidad, estrechez, baja velocidad) requieren el aprendizaje de técnicas adecuadas para conducirlo, pero no justifican la creación de infraestructuras segregadas,
  • La creación de vías segregadas actúa en detrimento de la seguridad de los ciclistas, del desarrollo generalizado de la bicicleta y de la calidad de la conducta ciclista en la ciudad.

las intersecciones

Es necesario insistir en que las vías segregadas ciclistas crean una anomalía irresoluble en las intersecciones que atenta contra la normalización del tráfico y es contraproducente en ciudades compactas con intersecciones cada pocos metros.

Carril bici Vinateros

Un trayecto plagado de intersecciones que no solo hace más peligroso el uso de la bici para ciclistas y peatones sino que inhabilita a la bici como vehículo eficaz para desplazarse convirtiendola en un juguete.

Propuestas

Desde Madrid Ciclista hemos ofrecido alternativas a la segregación ciclista sin que haya habido interés por ponerlas en marcha como pudimos comprobar en diferentes reuniones con el ayuntamiento, parece que solo interesa la contabilidad sumando km de carril bici a cualquier coste:

8 actuaciones alternativas a los 8 intinerarios ciclistas

A continuación enumeramos una serie de lineas maestras que podían ser muy beneficiosas para la ciudadanía y el uso de la bicicleta en la ciudad de Madrid.

Formación y concienciación

  • Crear un programa sistemático de formación de usuarios de bicicleta en los centros escolares de al menos 10.000 alumnos formados al año, para capacitar para la circulación en calles normales.
  • Realizar campañas de concienciación con el objetivo de fomentar el respeto de conductores, ciclistas y conductores de VMP, como usuarios con igualdad de derechos en las vías de la ciudad.

Infraestructuras

  • Desechar el concepto de red ciclista y aceptar que la red ya está construida y son todas las calles que son perfectamente ciclables, como lo demuestran miles de ciclistas todos los días en Madrid. Si una calle tiene un problema real para la bici, seguramente también exista un problema de carácter peatonal y para otros usuarios de la calle, y se debe dedicar los recursos y esfuerzos a resolver ese problema puntual y no a crear uno nuevo segregando la circulación en bicicleta y haciendo que interactúe con el resto de vehículos desde la posición menos visible y más peligrosa en las intersecciones. Como hemos visto, en las intersecciones se crea una anomalía irresoluble que atenta contra la normalización del tráfico y que es especialmente cautiva en ciudades compactas como Madrid con intersecciones cada pocos metros. El concepto de red ciclista ha demostrado ser un fracaso en ciudades como Sevilla donde, tras concentrar la circulación ciclista en unas pocas calles, su uso ha bajado, un detrimento de la movilidad ciclista y una conflictividad de ciclista vs peatón insostenible y muy complicada de resolver al inducir el “cicleatonismo” con esa red y enviar el mensaje a todos los usuarios de la vía que el lugar de la bici está fuera de la calzada, con recorridos más complejos e intrincados que convierten la bici en un juguete.
  • Identificar y eliminar los puntos problemáticos y barreras existentes para los ciclistas en la red viaria general de la ciudad. Crear accesos específicamente peatonales/ciclistas entre los barrios (por ejemplo Rejas y Vallecas Villa) y el centro, a través de la M-30, la M-40 y de otros nudos de tráfico. Actuar para mejorar la conectividad ciclista entre las zonas urbanas y polígonos o zonas industriales.
  • Duplicar el número de aparcabicis existente, con el objetivo final de que cualquier punto de la ciudad tenga un aparcabicis a menos de 100 m. Acelerar la implantación de aparcabicis en las calles estrechas de los cascos históricos donde no hay posibilidad de amarrar la bici a ningún lado, existiendo en muchas de ellas plazas para automóviles y facilidad para sustituir una de esas plazas por varias grapas para aparcabicis.
    En Vinateros se ha optado por una solución descabellada como es concentrar todos los aparcabicis en 3 puntos en un tramo de más de 1km.

    Concentración de aparcabicis , solución muy distante de las necesidades reales.

  • Auditar con estándares objetivos y criterios modernos la red de vías segregadas existentes, especialmente la seguridad en sus transiciones con la red general. Ejecutar las mejoras necesarias para la seguridad de los usuarios, sin excluir la posibilidad de eliminar aquellas vías segregadas que no aporten seguridad objetiva respecto a la circulación en calzada.
  • Potenciar y extender la señalización de ciclocarriles, especialmente en aquellos barrios con peor comunicación con transporte público y más uso del coche.
  • Priorizar la bici en giros limitados a los vehículos privados y permitidos al transporte público, como ocurre en Atocha, echándose en falta en giros hacia la izquierda como el de la calle San Bernardo hacia Gran Vía o el de la calle Sagasta hacia calle Fuencarral por poner sólo dos ejemplos. Devolver el doble sentido a algunas calles que obligan a alargar innecesariamente, los trayectos en bici. Permitiendo solo el acceso a bicis y transporte público. Siendo un sentido reservado a diferentes vehículos se evitan los problemas derivados de una vía segregada antes mencionados.
  • Señalización exclusivamente ciclista,
    • Señales de indicación de tiempos de recorrido.
    • Mapas (y señalización) de fuentes y aparcabicis cercanos.
    • Cambios en las fases semafóricas (“onda verde”, fase ámbar para bicis).
    • Etc.
    Esto haría más visible para todos, no sólo para los ya usuarios, que la bicicleta es un vehículo competitivo de desplazamiento.
  • Gestionar el estado del pavimento dando prioridad a la reparación de aquellos baches que puedan ocasionar caídas en vehículos de 2 ruedas, tenemos constancia de varios accidentes muy graves de ciclistas por caídas debidas a baches.
  • Sustitución de los reductores de velocidad de 3M, tanto por el daño que ocasionan a bicicletas como por el riesgo de caídas que generan, por otros menos hostiles como pueden ser pasos de peatones elevados, etc
  • Eliminar las aceras bici, que dañan la movilidad peatonal, convirtiéndolas en aceras de uso estrictamente peatonal. Así como eliminar los carriles bici bidireccionales, denostados tanto en los Paises Bajos como Dinamarca, por su peligrosidad; las vías segregadas construidas en las calles Atocha, Gran Vía y el eje de los Bulevares, que no han contentado a nadie; las bandas de adelantamiento de las calles Ascao, Villaespesa, Aquitania y av. de los Toreros.
  • Experimentar con la creación de una red de calles “semipeatonales/desmotorizadas” en la que se elimina por completo el tráfico motorizado pero se permite el de bicicletas y VMP.

Atención a los barrios, movilidad obligada y dependencia del automóvil

  • Ampliar la red BiciMAD a los barrios y fuera de la M-30. Integrar BiciMAD en la tarjeta general del transporte público.
  • Favorecer la intermodalidad de la bicicleta con el bus y el Metro. Instalar aparcabicis en todas las paradas de Metro y portabicicletas exteriores en los autobuses.
  • Cooperar con el comercio y las empresas locales en sus programas de movilidad, y en un programa de incentivos para el uso de la bicicleta en los desplazamientos a los centros de trabajo.

Formación y concienciación de los empleados municipales

  • Crear un programa especial de formación y herramientas para la Policía Local respecto a los derechos de los ciclistas, las conductas correctas de circulación, la actuación ante conductas inaceptables (como la circulación por aceras) y la proporcionalidad en las sanciones.
  • Crear un programa sistemático de formación para conductores de la EMT y taxistas sobre la normativa y conducción correcta en las proximidades de bicicletas.

Conclusiones

Las vías segregadas ciclistas (“carril-bici”) que está construyendo el ayuntamiento de Madrid son innecesarias para los fines con que se pretende justificar, y no hay ninguna prueba de que aumentase efectivamente el uso de la bicicleta.

Multiplican el riesgo para los usuarios de bicicleta y contribuyen a una cultura de irresponsabilidad por parte de los ciclistas, y a su marginación y exclusión como usuarios naturales de la calzada por parte del resto de conductores.

Las vías segregadas ciclistas desfiguran las calles y militarizan el espacio público de Madrid, con una reducción efectiva del espacio y de la libertad de movimientos actuales de los peatones y el aumento de conflictos peatón-ciclista.

Existen alternativas eficientes y seguras para la promoción del uso de la bicicleta en Madrid; esas alternativas requieren un estudio cuidadoso de los problemas reales, un objetivo claro de posicionar la bicicleta como un vehículo urbano de primera clase y un énfasis en la educación de los futuros ciclistas y de los automovilistas; estos requerimientos son en gran medida incompatibles con la construcción de vías ciclistas segregadas.

Para los más jóvenes especialmente, la bicicleta no es solo un medio útil de locomoción, sino su primer vehículo: educarles desde el principio en un uso integrado de la bicicleta es el mejor modo de garantizar su seguridad en todas las situaciones, y es también su mejor introducción a los derechos y deberes de un conductor respetuoso con los demás y responsable de su propia seguridad.

En consecuencia, es necesario oponerse a la segregación ciclista en Madrid, y es necesario concentrar los esfuerzos en opciones realistas que desarrollen la bicicleta como parte integrada del tráfico urbano, como un vehículo de pleno derecho de la calle conducido por usuarios conscientes de sus derechos y obligaciones de conductores.