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M-301, crónica de un despropósito

Los ciclistas que habitualmente se dirigen a las vegas del sur de la Comunidad desde Getafe, Leganés, Alcorcón o el sur de la ciudad de Madrid se encontraron con una desagradable sorpresa el lunes por la tarde en forma de prohibición por una de las salidas de Madrid más transitadas en bici.

La bomba saltaba hace un par de días, a media tarde cuando los grupos de WhatsApp y los distintos grupos ciclistas comenzaban a arder con la noticia: “han colocado una señal de prohibido el paso a las bicis en la rotonda de las carmelitas, no se puede volver ir por la circunvalación y está la Guardia Civil poniendo multas”.

Se acompañaba el mensaje, reenviado hasta la saciedad y que muy pronto se viralizaba entre todos los que solemos transitar por la zona, de una foto en la que se apreciaba con claridad la mencionada señal de prohibición que obligaba a seguir por el carril bici que discurre entre Madrid y San Martín de la Vega a través del barrio de Perales del Río, perteneciente a Getafe.

Un poco de contexto

Para entender lo que esta prohibición supone para los ciclistas que se dirigen hacia el sur de la Comunidad es necesario conocer un poco como se configura la zona y las rutas que emplean los ciclistas desde hace años para transitar por allí.

En el mapa podemos ver en color rojo el trazado del carril bici que comunica el barrio de Villaverde  de Madrid con San Martín de la Vega a través del barrio getafense de Perales del Río, una infraestructura utilizada por cientos de ciclistas cada fin de semana, especialmente aquellos ciclistas deportivos de carretera que la aprovechan para salir de la ciudad evitando la maraña de carreteras de gran capacidad que rodean la ciudad y que les permite acceder a las carreteras tranquilas y agradables para la práctica del ciclismo que transitan por las vegas de los ríos Jarama, Tajuña y Tajo.

En color azul podemos ver el trazado de la M-301 que en su mayor parte sigue el trazado del carril bici. El tramo marcado en azul, es la circunvalación de Perales del Río y es habitualmente empleado por los ciclistas de carretera que provienen de Madrid para evitar la zona urbana de Perales del Río. En su primera mitad, la más próxima a Madrid, se trata de una vía de dos carriles por sentido con amplio arcén y escaso tráfico mientras que la segunda mitad se convierte en una vía de un carril por sentido aunque mantiene un amplio arcén. Una carretera en la que no se recuerdan incidentes entre ciclistas y coches más allá de los demasiado habituales adelantamientos sin respetar las indicaciones dictadas en el código de circulación: 1,5 m de separación mínima, invadir parcial o totalmente el sentido contrario, no adelantar si vienen ciclistas en sentido contrario.

Este tramo es el que precisamente afecta la señal de prohibición situada en la rotonda donde se realiza la intersección de esta carretera con el carril bici, marcado con una A en el mapa.

El problema viene dado, no para los ciclistas de Madrid, que podrían seguir utilizando el carril bici sin que sus recorridos se vieran demasiado afectados sino para los que vienen de Getafe que, habitualmente siguen el camino marcado de verde enlazando desde la vía de servicio paralela a la M50.

Estos ciclistas pueden realizar ese recorrido de ida hacia el carril bici al no encontrar ninguna señal de prohibición en su trayecto. Sin embargo, al regresar a casa se encuentran con la obligación de proseguir hacia Madrid, contando con la única opción para regresar de la Vereda de la Torrecilla, una vía pecuaria que conecta Perales del Río con Getafe parcialmente pavimentada y por la que únicamente se permite la circulación de vehículos en sentido Getafe. Un recorrido que se puede ver en el siguiente vídeo:

El problema

Tras conocerse esta prohibición también fue noticia que la Guardia Civil había estrechado la vigilancia en la zona y eran varios los ciclistas que habían recibido una sanción por circular por ese tramo, incluso, como se puede ver en la siguiente imagen, por hacerlo en un sentido, saliendo de Madrid, donde no existen señales de prohibición.

Más allá de la situación concreta que se ha producido en este caso, esta situación nos recuerda la pérdida de legitimidad como vehículo de pleno derecho que supone para el ciclista la presencia de carriles bici y que, como ha ocurrido en este caso, suponen la excusa perfecta para expulsar a los ciclistas de la calzada. Un problema al que estamos plenamente acostumbrados quienes pedaleamos de forma habitual por la ciudad, utilizando la bici como medio de transporte, y que esta vez han descubierto los ciclistas deportivos de carretera.

Una pérdida de legitimidad y unas políticas centradas en sacar a los ciclistas de la carretea con el único fin de evitar estorbos al coche, o al menos eso parece delatar el anuncio que leíamos hace un año en el que la Comunidad de Madrid anunciaba la futura construcción de 250 kilómetros de carriles bici por toda la Comunidad supuestamente para favorecer la movilidad sostenible.

Analizando los tramos citados en esa noticia para situar estos carriles encontramos zonas de tránsito habitual de ciclistas donde, como ocurría en el caso de la M-301, las bicis son el vehículo estrella durante los fines de semana. Tramos como la carretera que une Navalcarnero con el Escorial, el conocido como “Pa’acá, pa’allá” de la Sierra, con un intenso tránsito de ciclistas entre Cerceda-Manzanares el Real-Soto del Real, o el corredor a lo largo del río Jarama por donde los ciclistas del norte de la ciudad de Madrid, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes llegan hasta Torrelaguna.

Situaciones como las vividas con la prohibición colocada en la M-301 nos hacen poner en alerta ante lo que descaradamente es una política de apartar a las bicicletas de la calzada, unas políticas que, lamentablemente, son jaleadas por algunos representantes del ciclismo que prefieren renunciar a los derechos como vehículos que las bicis han ido consiguiendo en la legislación tras muchos años y fallecidos en las carreteras, en favor de la falsa sensación de seguridad que aportan los carriles bici.

De hecho, podemos citar el caso concreto de la Peña Ciclista Bermejo de Leganés, una de las más veteranas de la Comunidad de Madrid, que en sus salidas dominicales evitan el tránsito por el carril bici paralelo a la M-301 por el peligro que supone debido a la alta concentración de ciclistas que tiene esta vía los fines de semana en un espacio tan reducido, teniendo que llegar a las carreteras de las vegas del sur de la Comunidad pedaleando inevitablemente por algunos tramos de autovía.

El desenlace

El revuelo causado en el mundillo ciclista que utiliza habitualmente la M-301 hizo que la noticia corriera como la pólvora, quedando la indignación patente en la ola de mensajes que empezaron a surcar las redes sociales.

Por suerte, dos días después nos encontrábamos con la buena noticia de que se estaba procediendo a la retirada de la polémica prohibición. Según algunas fuentes que citan a la Dirección General de Carreteras de la Comunidad de Madrid, la colocación de la señal en ese lugar se debió a un error y nunca hubo intención de prohibir el tránsito de bicis por ese tramo de la M-301. Evidentemente no llegaremos a saber las verdaderas intenciones que había detrás de lo sucedido.

Lo importante es que se ha podido resolver esta situación de la que hay que sacar la enseñanza de que hay que estar atentos frente a la polarización que últimamente no hace más que colocar en el punto de mira a los ciclistas y que genera preocupantes discursos de odio hacia quienes montamos en bici.